La
Virgen del Coro. Santa María. Donostia
Actualmente la Virgen del Coro ostenta el título de patrona de la cuidad de San Sebastián. La figura de muy pequeño tamaño se presenta, sobre todo el niño, en una aptitud muy amable,y toda ella podríamos situarla dentro del estilo renacentista. Su popularidad la adquirió gracias a la Real Compañía de Caracas en el siglo XVIII. Hoy ocupa el camarín central del retablo mayor de Santa María.
Iconografía
La
imagen mide 40 x 14 cm. de alta, más tres de la peana. La madera parece ser de nogal pero difícilmente
asegurarlo por la capa negra que la cubre
. La
actitud del Niño sostenido por la Virgen es muy original. El Niño se recuesta
en sus brazos mientras que el dedo índice de su mano izquierda se lo lleva a la
boca y con el otro brazo extendido en horizontal, coge su propio pie.
Se
caracteriza por ser de las vírgenes donde se mantiene una relación íntima entre
madre e hijo, jugando o haciéndose caricias, aunque miren al espectador. Existe un tipo de vírgenes que se conocen con el nombre de "Poupées de Malines"(Flandes) y se caracterizan por ser vírgenes de pequeño tamaño que mantienen una relación íntima entre madre e hijo. Son esculturas de pequeño tamaño de 20 a 40 cm. de bulto redondo o medio realizadas en madera de tilo, pero también en peral, castaño, nogal y pino. Poseen un rostro redondo, ojos pequeños y almendrados, mejillas redondeadas. La nariz y boca suelen ser pequeñas y con una leve sonrisa. La policromía y el dorado de calidad.
Virgen del Coro en el altar mayor.
El
donostiarra Adrián Loyarte la describe así: " Tiene 40 centímetros de altura,
bien tallada en madera, su rostro óvalo perfecto, de expresión dulcísima, de
serena atracción, la cabeza coronada. Está de pie, el Niño lleva una de las
manitas a la boca, exactamente igual que las Vírgenes de Donatello".
Se dice que esta
estatuilla puede pertenecer a algún taller italiano , y que su llegada a San Sebastián se produjo antes del siglo XVII. Murugarren la cataloga como obra del quinientos italiano( s. XVI) y Lizarralde se inclina por situarla en la segunda mitad del siglo XVI o principios del XVII. Atendiendo a las descripciones de Cármen Bernis la podríamos fechar en la segunda mitad del siglo XIV.
En un inventario de ornamentos de Santa María realizado en 1611, dice Loyarte, existían "mantos de Nuestra Señora del Coro" y describe una serie de ellos [3], con ellos nos quiere confirmar que ya estaba presente la imagen en la parroquia de Sta. María.El busto y manos de la
Virgen, así como todo el cuerpo del Niño, se conservan en su estado primitivo,
es decir, sin el revestimiento de chapa de plata que la recubre. En el
basamento dice : “ A DEVOCIÓN DE Dª Mª IPHA de AYERDI- PHELIP FECIT- 1756”,
nombre de la persona que lo costeo y quien lo trabajó .
Parece
ser que la Virgen antes de ser colocada en el retablo mayor o camarín, gracias
a la Compañía de Caracas, en la visita
de Felipe III se encontraba sobre el sagrario, y así lo
corrobora Lizarralde cuando dice que se la llamaba Virgen del Coro o del Sagrario.
La presentación de la imagen ocupa el centro de un árbol de Jesé, es decir, un árbol genealógico, donde se destaca a Abraham sosteniendo el trono y afianzándose sobre él cuatro vástagos o ramas con otros tantos Reyes de Judá, para denotar la estirpe de Jesús y María y todo ello bajo un arco triunfal de plata.
El estado de conservación no parece muy bueno. La madera ya antiguamente pareció ataque de xilófagos, si pensamos que la chapa de plata impide la transpiración de la madera, escondiendo el estado original de la pieza, ello no nos augura un buen estado de conservación. Las partes que hoy son visibles, las carnaciones, se ven bastante alteradas y cubiertas por una gruesa capa de color negra que no hace más que disimular todos los desperfectos. ¿El color de la imagen verdaderamente es negra o es que está repintada para disimular las alteraciones de los desconchados de la policromía?.
Consta que en 1637 era ya conocido su culto en San Sebastián. Antes no, porque la referencia de que se le regaló un manto de la Virgen del Coro a Felipe III [7], cuando visitó la ciudad en 1615, no está avalada en la meticulosa crónica de fray Tomás de Lasarte escribiera, como testigo de la visita del viaje de aquel monarca a San Sebastián [8] .
La Leyenda.
Desde 1540, los dos cabildos de las parroquias de Santa María y de San Vicente se reunían en el coro de la primera, teniendo en él un magnífico facistol y sobre él, una Virgen. Era cuando la iglesia era de estilo gótico. Haciendo honor a la leyenda pía, se nos dice que un religioso, encariñado con la imagen chiquitita del Coro, la quitó del gran atril para llevársela, algo así como para tenerla egoístamente a su exclusiva merced. La tradición cuenta que el religioso después de sustraída la estatua, no pudo salir, esto unido al sobresalto de tropezar con los beneficiados que se dirigían al coro a vísperas, fue la causa de que los clérigos le arrebataran al religioso la imagen hurtada y comenzasen a honrarla en el altar mayor[9]. Entendemos que se debió realizar algún hecho prodigioso para que empezara a merecer tal imagen, sin valor aparente, la aceptación que tuvo por encima de las otras que antiguamente fueron veneradas en Santa María.
Que la Virgen del Coro fue primeramente venerada tan sólo por los clérigos y que éstos fomentasen su devoción entre el pueblo, se colige de la costumbre remota de que eran únicamente sacerdotes quienes la llevaban en andas en las procesiones.
Historia.
En 1688 estalló un polvorín en el castillo de la Mota (Urgull) produciéndose desperfectos considerables en la iglesia de Santa María que se alzaba a sus pies. El cronista de la época olvida a la Virgen del Coro como una de las imágenes que se desalojaron de la iglesia en trance de ruina y que pasaron al convento de las carmelitas (Santa Teresa). No existía, en el vulgo todavía la devoción a Nuestra Señora del Coro. Pero es presumible que uno de los sacerdotes devotos de la misma influyera en más de algún feligrés espiritual suyo, hasta obtener un clima de fervor en torno a la graciosa imagen de María, la del Coro[10].
La Real Compañía de Caracas al ofrecer su ayuda económica para la reconstrucción de la iglesia de Santa María, que no se culminaría hasta 1774, puso como condición para cooperar a dichas obras, puesto que la titular del templo continuaría siendo "Santa María", que fuese la imagen del Coro la que ocupara el puesto de honor en el retablo del nuevo altar mayor. En realidad, cabe añadir que las demás imágenes marianas disponibles estaban ligadas a diferentes Cofradías ajenas a la Compañía de Caracas y ésta deseaba singularizarse con una imagen afecta a los clérigos, con lo cual así se congraciaba con quienes en definitiva habían de resolver el que su Compañía patrocinase y resolviese con honorables condiciones la reconstrucción del templo
[11].
Lizarralde es de igual opinión cuando comenta que una nueva virgen, libre y propia, no adscrita a ninguna cofradía o asociación, y elegida por la propia Compañía Real de Caracas sería la adecuada a reemplazar a la anterior, la Virgen del Socorro, para ser patrona de la ciudad [12].
Virgen de Manilas del Convento de Santa Cruz de Vitoria,de 37 cm., muy semejante en actitud a la V. del Coro.
Las relaciones mantenidas entre la Compañía de Caracas con la Virgen del Coro eran muy manifiestas, hasta el extremo de que la misa de cada sábado se decía con esplendor ante su imagen era designada por la de "Caracas", ya que de esta forma lo canta una coplilla de s. XVIII. La Compañía de Caracas tenía asignado a esta Virgen un canon por cada fragata propia que de Venezuela llegara a los puertos de San Sebastián, Pasajes o Cádiz. A parte tenía una asignación fija de mil pesos anuales[13].
La imagen pasó por diferentes guerras, en la guerra carlista estuvo escondida en un sitio seguro gracias a las carmelitas
[14]. Finalizados los sucesos, volvió a su sede que era y es el altar mayor de Santa María.
Vidriera de la visita de Felipe III